Esta vaquita se escondía
en una de las paredes que delimitan un rincón de césped.
No sé si su inventor tenía problemas de ortografía
o si algún importuno le interrumpió en su ansia creativa.
Sólo sé que me encantó la silueta de este bicho.
Cuando todos van preocupados
por el tema de la vaca loca, encontrar un especimen que parece tan vivo
te alegra el día.