Al pasear en medio de las tumbas uno admira estatuas y nota detalles de todas clases. Quise compartir algunas de las cosas que me llamaron la atención.

Lo más irrisorio es probablemente el grabado de todas las condecoraciones de algún muerto sobre su tumba... como si fueran necesarias para el sueño eterno...

En cambio contemplé con emoción la placa que adorna la tumba de Adolphe Sax, inventor del saxofón.

Aunque adore el jazz, nunca estudié la historia de los instrumentos y no imaginaba que un personaje tan importante vivió en París y ahora descansa en el tranquilo cementerio de Montmartre.

Ese día topé con inventores y admiré con ternura esta placa dedicada "a mi añorado patrón, inventor del primer ciclomotor".

¡Lo que descubre uno al recorrer un cementerio!

Lo más asombroso es probablemente esta casita instalada por una asociación que se llama "La Escuela del Gato" y se dedica a cuidar los gatos libres que frecuentan los parques y cementerios parisinos...