Nada más llegar
a la galería, los arcos exteriores regalan unas vistas
que invitan a la contemplación.
Algunos necesitarán
sentarse un rato en los bancos de piedra para acostumbrarse
a la altura de la galería, otros entablarán enseguida
la vuelta que permite contemplar
París en 360 grados.
Los más atrevidos
empezarán a escudriñar los alrededores en busca
de alguna imagen diferente.
Yo recomiendo ir
sin prisa para aprovechar tranquilamente de espectacular panorama
que regala esta galería.