La subida hacia la iglesia
forma parte de los paseos que uno hace despues de cenar, con la idea
de contemplar un rato la Gran Ciudad.
Por cierto, el lugar es muy
famoso y a veces ya no te sientes en Francia, por la cantidad de idiomas
que escuchas alrededor. Pero por suerte, incluso los turistas se van
a dormir y las horas de la noche sólo pertenecen a los auténticos
"montmartrois".
¡Como me gusta mi "merengue"
cuando ya no hay nadie en la calle!
Y si quieres saber por qué
llamo al Sagrado Corazón "merengue", contémplalo
de día...