Las Pulgas

El Cementerio de las Estatuas

En el número 26 de la calle Jules Valles, una puerta de madera y un pórtico oxidado protegen el acceso a una parcela muy particular.

Normalmente uno entra por la puerta de madera pero ese día no lograban abrirla y así es como descubrí que el pórtico puede dar acceso al mismo espacio.

 

Aquí las mercancías presentadas no necesitan la protección de esta construcción parecida a un garaje. La tienda es especializada en estatuas para parques y jardines y todos los elementos se hallan en el patio, al aire libre.

Aquí coexisten todos los estilos y todos los materiales pero todos estos objetos comparten por lo menos una característica: un peso considerable...

Pero el dueño tiene carretilla elevadora y otros equipos y así es como puede presentar algunas de sus joyas en la acera.

 

Yo saludé de paso a los niños músicos y avancé hacia el final de la construcción.

Aquí el patio se transforma en jardín semi salvaje y el amontonamiento de estatuas toma un toque más poético.

En medio de los árboles, el osito me guiñó el ojo y me invitó a contemplar la composición creada por el azar en el centro de la vieja rotonda oxidada.

 

Disfrutando del sol en medio de otros objetos abandonados, un niño abrazando un pez gordo, un flamenco gris, un gallo rojizo y una especie de fauno le daban una vida propia a esta parte del jardín.

 

Al lado de la rotunda, una bella dormida descansaba en paz.
Por las hojas muertas tapando una parte de su falda, pensé que ya llevaba varias temporadas en este rincón apartado y que todavía esperaba el beso del príncipe encantado.

Tuve sensaciones muy parecidas a las que tengo al pasear por el Père Lachaise y bauticé este espacio "cementerio de las estatuas".

Lo bueno de este cementerio es que aunque puedan yacer abandonadas durante mucho tiempo, cualquier estatua, al encontrar un amo nuevo, también ganará una existencia nueva.