Hoy en día el
mercado cuenta 220 casetas repartidas en sus siete callejones.
Al contrario de sus
prestigiosos vecinos, el mercado Paul Bert supo conservar un toque
de desembalaje caótico muy atractivo para los cazadores
de gangas.
También es una
fuente de inspiración para los decoradores en busca de
algún objeto insólito para personalizar las viviendas
de sus clientes adinerados. Incluso dicen que este mercado estaría
al principio de las nuevas tendencias.
Pero en realidad ya
se nota cierta especialización de las tiendas y algunas
ya se parecen a comercios de antigüedades ordinarios.