Era el primer domingo de
Junio. En la calle, la gente celebraba la fiesta
de la bici.
El reloj de la Estación Saint-Lazare marcaba casi las doce.
En la puerta de un edificio de oficinas cerrado el domingo, un hombre
dormía, tumbado en el suelo.
En su manta de cartón se destacaba una palabra: "Mercancía".