Este rincón
se ofrece a cualquier paseante que sabe disfrutar sigilosamente
de los regalos de esta Ciudad.
El visitante con prisa
no pasará por la Calle Taitbout. Y si lo hace no reparará
en este gran Portal, que permite la entrada de vehículos,
en el número 80.
El auténtico
paseante se perderá en este barrio un día laboral
y así es como encontrará la pesada puerta abierta.
Echará un vistazo.
Pondrá su cara ensimismada de siempre y...
Entrará como si tuviera alguna cita en este sitio.