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Los Jardines del Palacio Real

Pasear por las galerías es otra manera de disfrutar de estos jardines.

Forman parte de los edificios construidos por el muy pródigo Duque de Chartres con la idea de alquilarlos y de conseguir así ingresos extras.

En aquellos tiempos, pasear por las calles de París no era muy agradable: el transeunte atrevido tenía que enfrentarse con la circulación de carretas y carrozas, aguantar el frio y la lluvia parisina y perderse por calles esencialmente oscuras. La invención de estas galerías fue toda una revolución.

Uno podía por fín salir sin miedo a la calle, lucir sus mejores ropas y contemplar los primeros escaparates tranquilamente.

 

El acceso a los jardines y a las galerías era controlado pero dentro de este espacio no entraba la policia.

Era entonces una zona con tremenda libertad de expresión y gran libertad de comercio. Aquí uno podía gozar hacia las 2 de la noche de todos los placeres del mundo: moda, teatro, gastronomía y... prostitución.

Incluso editaron en 1826 un "Diccionario Anécdotico de las Ninfas del Palacio Real"...

Pero las mejores cosas tienen un fín y con la revolución de 1830 se acabó este modo de vida.

 

Hoy encontrarás pocas tiendas en las galerías pero casi todas de lujo.

Y si quieres saborear el momento, siempre podrás instalarte en una de las terrazas de café.

Los gorriones no son tan descarados como los de la Plaza des Vosges, pero también es agradable respirar un rato antes de pasar por la parte más moderna.