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El "Village Saint-Paul"

Al final si decides pasar un momento en el Village Saint-Paul, un primer juego consiste a caminar de patio en patio sin perder el Norte.

Porque nunca se sabe al entrar en uno de los patios si hay otro patio más allá o si te metiste en una zona sin salida.

El juego siguiente consiste a dibujar el mapa de la manzana. En teoria, eso forma parte de mis competencias, pero confieso que renuncié a cartografiar este laberinto.

 

Además algunas puertas no son de los comercios sino de los edificios que albergan más de 200 viviendas...

 

Al final me interesé a los escaparates y encontré algunos detalles interesantes.

Aquí por ejemplo tuve la tentación de transformarme en "helixophile" (palabra francesa que designa el coleccionista de sacacorchos).

 

Esta vasija de barro que representa una magnífica gallina me recordó las horas escuchando a una especialista que con solo un vistazo te indicaba la edad de estos objetos.

¡Qué cosas!

 

Al final lo más razonable consiste a abandonar este lugar mágico y a perderse de nuevo por la grande ciudad.

A la derecha, el Sena y el Hotel de Sens.

A la izquierda, la calle Saint-Antoine y el Hotel de Sully.

¡Escoge!