Si no conseguí
encontrar informaciones sobre el autor de esta obra, lo que pude
comprobar es que forma parte de las estatuas
que la gente se apropia.
Son muchas las personas
que comparten un rato el banco de la doña.
Algunos copian su postura,
mis amigos se sentaron a su lado y la abrazaron con la idea de
consolarla.
Pero eso sería
otra
historia.