|
La Cúpula
del Sagrado Corazón
Si la basilica del
Sagrado Corazón forma parte de los
lugares más emblemáticos de París y
atrae una cantidad inverosímil de visitantes, su cúpula
no tiene tanto éxito y sólo acoge a los contemplativos
sin prisa pero algo obstinados.
La primera prueba
consiste en encontrar la puerta que da acceso a la visita, en
el lado izquierdo de la basilica, y a llegar cuando está
abierta.
|
|
|
|
La segunda prueba
consiste a no desanimarse al encontrar la máquina que
permite comprar las entradas, la barrera automática de
acceso a la visita y la advertencia brutal fijada en la pared:
¡300
escalones, no ascensor!
Entonces sólo
falta enfrentar la muy estrecha escalera
de caracol en donde apenas puedes ceder el paso a un visitante
más rápido.
Pero subiendo tranquilamente,
sin prisa, tampoco se trata de un esfuerzo desmedido y esta
primera ascensión da acceso al tejado de la basilica.
|
|
Llegado a este punto,
mientras recupera el aliento, uno apreciará el bestiario
de piedra del Sagrado Corazón.
|
|
|
|
Pero la ascensión
no se acaba en este punto y luego es preciso seguir al
aire libre.
A pesar de las barandillas
y de las rejas protectoras, esta parte resulta relativamente
impresionante por sus escaleras a la vez muy estrechas y muy
inclinadas caminando por el tejado de la basilica.
Pero algunas partes
horizontales permiten descansar, domar la sensación de
vértigo y contemplar el panorama.
|
|
El último
tramo es una escalera interior, tan inclinida como las precedentes.
Tras un último
esfuerzo, permite acceser a la galería circular que se
halla a la base de la cúpula.
¿Seguimos?
|
|
|