La Calle Foyatier
bordea el funicular y es uno de
los caminos más directos hacia el Sagrado Corazón.
Farolas, árboles,
amplias escaleras con sus barandillas,
luz que proyecta sombras y alguna silueta que se marcha...
reune todos los ingredientes necesarios para que Montmartre
permanezca entre los barrios
más románticos de París.