El Museo de la Orangerie

Cada una de las dos salas ovaladas es coronada por una estructura parecida a una pantalla que canaliza la luz.

Su parte inferior es cerrada por una especie de tela blanca que suaviza todavía más esa luz.

Eso contribuye a la estupenda sensación de paz que uno siente al entrar en este espacio.

 
 

Es un universo de blancos suaves, con un banco ovalado en el centro, y con las obras de Monet en las paredes.

Es un universo que cambia en función de la luz del momento y de la posición del observador.

 

Es un universo que te rodea de suavidad y de paz.

 

Confieso que este espacio me impresionó muchisimo.

Pasé tiempo contemplando el juego de la luz, los cambios de colores.

Me acerqué, me alejé, me dejé invadir por su magía y sé que las imagenes que robé no son más que un flojo reflejo de este universo.

Pero la Orangerie me reservaba otras sensaciones.