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El Pasaje Jouffroy

Antes de seguir por el segundo tramo, un vistazo hacia atrás permite admirar una de las entradas del Museo Grevin.

Los arquitectos del pasaje aprovecharon el doble codo para instalar la escalera que compensa el desnivel entre las parcelas.

Pero para sacar el mejor provecho de la tercera parcela, también tuvieron que inventar otros artilugios.

 

El segundo tramo se parece mucho al tramo principal. Amplios escaparates, embaldosados idénticos, tímpano final con reloj, la diferencia más evidente es la forma del techo de vidrio.

Pero esa similitud esconde una diferencia más sutil.

En la tercera parcela no cabían un pasaje y dos hileras de tiendas. Entonces los arquitectos construyeron una única sucesión de tiendas y escondieron el muro medianero detrás de los escaparates típicos del pasaje.

Solo faltaba encontrarle un uso a estas seudo tiendas y la solución fue inventada por un librero.

 

Vender libros necesita metros de estanterías y esto cabía perfectamente al pie del muro medianero.

Esta actividad perduró y hoy uno encuentra en esa parte del pasaje unas ofertas interesantes de bellos libros.

 

El Pasaje Jouffroy se acaba en la calle de la Grange Batelière.

En este lado presenta una entrada relativamente clásica y la placa de la ciudad de París te cuenta unos detalles extras sobre el lugar.

Solo falta cruzar la calle y visitar el Pasaje Verdeau.